viernes, 24 de abril de 2015

AUÑÓN 2045

Entré en el pub, empujado por la costumbre y por una extraña sensación de cumplimiento de mi destino. El "Irlandés Errante", mi pub de cabecera desde que abandoné las tierras celtas, tenía una cierta tranquilidad. Con su bullicio de gente en unas mesas y otras, en la barra. No venía desde el día de San Patrick, 17 de marzo, cuando vine a llorar por la gran pérdida que ese día significa para nosotros.

Noté el aura de una persona importante, un ser que camina entre este mundo y el otro. Me acerqué a la barra y, tras su túnica, estaba El Archidruida. Durante un momento dudé, no sabía si era mejor entablar conversación con él o no. Si los grandes caminos empiezan con un pequeño paso, el intercambiar una sola palabra con El Archidruida te puede llevar al viaje más fascinante que te puedas imaginar. Lo de Frodo y "El Señor de Los Anillos" se queda en un juego de niños.

Mientras estaba entre mis cabilaciones oí su voz hablando con el camarero. "Ponme dos Guinness, una para mi y otra para el Celta Errante. Pero sin prisa, que aún no ha decidido si dirigirme la palabra o no."

Como me temía, su presencia no era casual. Nunca lo es. Y, aún más, temí que quisiera hablar conmigo. Claro que quería hablar conmigo, me refiero a "hablar de algo importante". Si El Archidruida te prepara una encerrona, lo mejor es caer en ella por completo. Así que le saludé y comenzamos a hablar de temas banales. De huertos, de energías fósiles y renovables, de energías físicas y espirituales. De personas y lugares. Del pasado y del futuro. Y mientras tanto, la guinness corría por pintas.

    - Sabes – me dijo – recientemente he adquirido conocimientos que me permiten cambiar el pasado.

Ciertamente, yo me espero todo de El Archidruida, pero una afirmación así, a alguien como yo, me dejó un poco descolocado. Le dije, "voy al baño y ahora me lo cuentas".

Volví del baño. El Archidruida tenía una cierta sonrisa de niño pícaro, como si me fuera a desvelar un gran secreto.

    - ¡¡Sloncha!! 
    - ¡¡Sloncha!! 
    - ¡Por el conocimiento de como cambiar el pasado!


    - Bueno, dime, ¿Cómo se puede cambiar el pasado? 
    - Actuando en el presente.
    - ¿Qué quieres decir? 
    - El pasado no es más que el presente visto desde el futuro. Si actuas en el presente, estás cambiando el pasado que será en el futuro. Es así de sencillo. Y así de complicado. 
    - Creo que no te entiendo. 
    - ¿Cómo harías para haber sacado un ocho en esa asignatura de la carrera en la que sacaste un siete?
    - Pues... estudiándola más, supongo. 
    - Y eso, ¿cuando podrías haberlo hecho? 
    - Pues en el pasado, cuando estaba estudiando para el examen. 
    -Entonces, si en el momento presente que era cuando estabas estudiando para el examen hubieras decidido sacar un ocho, habrías cambiado tu presente, habrías estudiado más, y entonces, desde el futuro, te darías cuenta que has cambiado tu pasado.


Estuve reflexionando durante un momento ese galimatías. Notaba la cabeza un poco embotada de tanta guinness. Sólo se me ocurrió una cosa que decir.

    - Pero entonces, desde el futuro no podré saber que he cambiado el pasado. Sólo lo sabré en el presente, cuando lo esté cambiando. Y tampoco tendré consciencia de haber cambiado nada, pues solo habré intervenido en el desarrollo del tiempo normal.
    - El tiempo no existe. Y el normal, menos. 
    - Me estas haciendo un lío. 
    - Anda, vamos a dar una vuelta.

Salimos del pub, anduvimos durante unos pocos pasos y paulatinamente me di cuenta que no estábamos en Guadalajara. Estábamos en la naturaleza, pero con restos de casas y de calles aquí y allá. Me resultaba familiar, pero no conseguía enlazar todas las piezas en la cabeza. Ay, ¡dichosa guinness!

    - Y dime, Celta errante. ¿Cómo va "El Rincón de Auñón"? 
    - ¿No tienes otra llaga en la que meter tus dedos? - le respondí, olvidando por un momento la dignidad de con quien estaba hablando. 
    - Como te imaginas la tienda... digamos... dentro de treinta años... en el 2045. 
    - Pues...

Sí, se como me la imagino, pero nunca he querido verbalizar esas palabras.

Nos paramos delante de una construcción, y entonces el puzzle que tenía en la cabeza por fín se completó. ¡Habíamos viajado en el tiempo!

    - ¿Estamos en Auñón? - le pregunté incrédulo.
    - Es posible. Mientras te has ido al baño te he echado drogaína en la guinness. Eso te pasa por no hacer caso a tu madre. Entre los efectos de la misma se incluye... digamos... viajar a un futuro posible. O, más bien, probable. 
    - Entonces, estamos en Auñón, ¿no? 
    - Estamos en el Auñón más probable de los que se perfilan en el horizonte temporal. 
     - Y esta es mi tienda, mi Rincón de Auñón. 
    - Sí. 
    - ¿Qué ha pasado?

El Archidruida se elevó sobre si mismo medio metro y alzó los brazos a la altura de los hombros. Entornó los ojos, quedándose en blanco lo poco que se veía de ellos. Vamos, como en las películas. Delante de mi empezaron a desfilar los años, viendo a la gente irse de Auñón, irse a residencias, irse con los hijos, irse definitivamente. Cerrarse casas para no volver a abrirse, para caerse a cachos y a otros. Vi la muerte del pueblo.

Caí de rodillas y comencé a llorar. Yo quería que mis hijos jugaran aquí, donde yo jugué cuando era niño, pero ya no iba a ser posible. O a lo mejor había sido posible ya, pero no lo sería para mis nietos. Ni tan siquiera sé si en ese futuro yo tenía hijos y nietos.

El Archidruida me puso la mano sobre el corazón y dejé de sufrir.

Esto que has visto no ha ocurrido todavía, aunque es uno de los futuros más probables. Sin duda, la gente de Auñón acabará por desencarnarse y su alma se juntará con las almas de sus amigos y familiares. Y, si lo desean, juntos contemplarán el futuro de Auñón. Sea el que sea. Pero su abandono es una opción. Una probabilidad.

Recordé las palabras que había dicho El Archidruida sobre cambiar el pasado: "El pasado no es más que el presente visto desde el futuro. Si actuas en el presente, estás cambiando el pasado que será en el futuro. Es así de sencillo. Y así de complicado."

    - Me has traído a ver el futuro probable de Auñón para que lo cambie. 
    - Yo, como Archidruida, no tengo preferencias sobre el futuro de Auñón. 
    - Pero yo, como auñonero, sí. 
    - Pues cámbialo. 
    - No es tan fácil. 
    - Es así de complicado, y es así de sencillo.

Juntando las manos en oración, El Archidruida recitó un mantra. Todo alrededor cambio y me enseñó otro de los futuros probables, poco probable, de Auñón.

La mayoría de las casas estaban en pie, aunque cambiadas. En otros casos había solares, reconvertidos en huertos. Una canalización de agua descubierta recorría la calle por el centro, distribuyéndose por el resto de calles. Tenía tambíen un toque familiar, como de algo que conocí en alguna vida pasada.

    - El agua – me explicó El Archidruida – sirve para enfríar el pueblo. Con el cambio climático la temperatura media de Auñón ha subido más de dos grados. Los veranos son muy calurosos, por eso se hace circular agua por las calles, al estilo de las ciudades musulmanas de la edad media, para refrescar el ambiente. Todo este agua es reconducida luego hasta depósitos para regar los huertos. 
    - ¿Y la gente? Sólo reconozco a algunos. 
    - Han pasado treinta años. Parte de los que viven aquí son nietos de la gente que hoy en día vive en el pueblo. Otros son completamente nuevos, gente venida de otros lugares atraídos por Auñón. 
    - Y ¿Cómo se ha conseguido todo esto? ¿Cómo se les ha atraído a Auñón? 
    - No te lo puedo decir. Pero, al igual que eres capaz de imaginar el camino que llevará a Auñón a la primera probabilidad que te he enseñado, a la despoblación y el abandono, serás capaz de imaginar el camino para traer a Auñón hasta aquí.

Seguimos paseando, soñando caminos, y disfrutando de los caminos y calles del Auñón del 2045.

    - Sé que las palabras de Un Archidruida nunca son baladís. ¿Por qué has dicho "llevará a Auñón" en un caso y "traer a Auñón" en otro? 
    - Las palabras crean realidad, y las dichas por los Archidruidas pueden crear realidad mágica. El camino que ya existe llevará a Auñón a desaparecer. El camino que hay que crear traerá a Auñón hasta aquí.

Quería preguntarle más cosas, pero el efecto de la drogaína se estaba pasando, y estaba comenzando a escuchar el tráfico de Guadalajara, el bullicio de "El Irlandés Errante". La gente real.

    - ¿Una última guinness? 
    - ¡Por supuesto!

Con nuestras guinness fresquitas brindamos una vez más.

    - ¡¡Sloncha!! 
    - ¡¡Sloncha!! 
    - ¡Por Auñón!

¡¡Por un Auñón en abundancia!!

3 comentarios:

  1. "El pasado no es más que el presente visto desde el futuro. Si actuas en el presente, estás cambiando el pasado que será en el futuro. Es así de sencillo. Y así de complicado."

    Es perfecto. Y una lástima que los pueblos se vayan despoblando, que se pierda todo ese sosiego y paz, la riqueza interior que aportan... Pareciera que a pocos les importe.

    Ánimo Raúl.

    ResponderEliminar
  2. Ady, aún estamos a tiempo de actuar, en el presente :), y en algunos pueblos.
    Hay gente que vive en los pueblos, les importan y quieren que sigan vivos. Pero hay muchos otros que han perdido la esperanza y sólo se dejan deslizar por la pendiente.
    Es más fácil no hacer nada que actuar. Es más fácil descender una suave pendiente hacia la muerte de los pueblos, que quedarse en ellos para seguir dándoles vida, con nuestra propia energía y nuestra propia vida.
    Yo seguiré trabajando en mi camino, hasta que los dioses celtas me lleven por otros caminos.
    Un abrazo, Ady.

    ResponderEliminar
  3. Hola Celta!. Somos nuevos vecinos de Auñón y vemos que conoces a fondo el pueblo. Nos gustaría poder contactar contigo para compartir experiencias. Tenemos interés en poner en marcha alguna iniciativa de desarrollo en la zona sería muy interesante poder charlar contigo. Me llamo Auxi. Te pongo nuestro correo por si quieres contactar con nosotros. galan.collantes@gmail.com

    ResponderEliminar