Iba a
empezar diciendo que siento mucho no haber escrito antes. Pero no es
verdad, no lo siento. Es que he estado muy ocupado pasándomelo bien.
Disfrutando de la vida en su conjunto. Y eso, pues lleva su tiempo y
su energía.
Me
pondría a hacer memoría, pero tampoco es plan de dar envidia y
desviar la atención de lo importante, y es que, como parte de ese
pasármelo bien y disfrutar de la vida, he tenido mi segunda clase
práctica del curso de hortelano.
El
sábado por la tarde fuí a Auñón y estuve repasando la lección de
la primera clase.
Repasé
lo que son las habas...
... lo
que son los ajos ...
... las
patatas ...
... las
alcachofas ...
... y
"la" alcachofa ...
Al día
siguiente, bien de mañana... Quiero decir, bien bien de mañana, que
mi padre me levantó a las 6 de la mañana. Me recordó cuando tenía
diez o doce años, algo más joven que ahora, unos añitos solo, y me
levantaba también a esa hora para ir al campo a ayudarle. Entonces
era por obligación, hoy por devoción. ¡¡Como ha cambiado el
cuento!!
Que me
levantó a las seis de la mañana, antes del amanecer, y así
trabajar la tierra con la fresca. Primero pasó la motoazada por toda
la zona a tablar. Y luego nos dedicamos a tablar y a tajar. O dicho
en cristiano, a hacer los surcos para sembrar y plantar las cosas.
Yo miré
como hacía él el primer surco, y escuchaba lo que me decía, que si
así de ancho, que si no hay que echar la tierra muy arriba, que si
esto... que ya ves tú el misterio que tiene hacer surcos rectos.
Que no
es que a mi me salgan torcidos, no, si es que el problema ye que yo
soy más de teoría, de tecnología, de ingeniería... entonces si no
tengo un puntero laser que me vaya marcando por donde va el surco,
pues no me sale recto. Y si no tengo otro puntero laser que me
indique la altura máxima, pues me paso. Y me faltan dos más que me
marquen el ancho del surco, que luego tenemos problemas con las
cebollas, aunque a eso ya llegaré...
Y mi
padre aprovechó para introducir otra perla de sabiduría popular,
"hortelano tonto, patata gorda", añadiendo, "este año
vamos a tener las patatas más gordas del pueblo!!" Yo se lo
agradecí, por un lado implica que me considera hortelano, por otro
un poquito de humildad de reconocer mi falta de práctica para las
labores del campo ( mientras mi parte informatizada y menos humilde
del cerebro me decía, "sí, padre, sí, ya vendrá a pedirme
que le haga alguna gestión por internet y ya verá lo rectas que me
salen las líneas con el ratón..." ), y por el último lado,
¡¡tendremos patatas gordas!!
Por
cierto, como soy muy gato y tengo mucha curiosidad, he descubierto un
blog que se llama así, "
hortelano tonto, patata gorda", que va de un tío que ha empezado este
año el huerto él solo. Bueno, solo no, con una mujer y un perro. Me
refiero a sin ayuda de alguien con experiencia.
¡¡Mucho
ánimo, compañero!!
Volviendo
a mis surcos, bueno, que tampoco me salieron tan torcidos. Por
suerte, como era uno mío y otro de mi padre, pues tenía siempre una
guía para tener claro el concepto de rectitud. Que digo yo, ¿y que
más le dará a las tomateras estar plantadas en un surco recto o en
otro torcido? Y ya te doy yo la respuesta. A las tomateras les da
igual, si ellas son felices con crecer al sol y tener florecitas
amarillas... a quien no le da igual es al agua, que es una
caprichosa. No sé por que la da por obedecer la ley de la gravedad,
y si no fuera porque mi padre sabe hacia donde va el agua en el
huerto y como hay que orientar los surcos, ya te digo yo que este año
los tomates ( y resto de productos ), los como de la tienda.
Pero no
me preocupo, los últimos surcos ya me salieron muy rectos. Son los
más cortos del huerto, y si hubiera conseguido torcerme al hacer
estos... ¡¡eso si que sería de nota!!
Bueno,
tampoco creo que haya quedado tan mal, ¿no? con un poquito de sol...
Pues
todo esto es lo que cundió la mañana, y ya nos fuimos a descansar,
que el sol empezaba a picar, y los mosquitos también.
Ah,
esta parte de la mañana también la recordé... el volver a casa
después de levantarte a las seis, almorzar un poco de chorizo, de
jamón, un vaso de fanta de limón, y al sillón hasta la hora de
comer...
El
segundo asalto fue por la tarde, a las siete y algo, cuando el sol ya
empieza a caer y no calentar tanto. A plantar las tomateras, las
cebollas, los pimientos. Aquí ya estuvimos cuatro, nosotros dos y
una prima y su marido, con lo que también es primo.
Aprendí
que las cebollas se afeitan. "Hay quien no lo hace, palabras
textuales de mi padre, pero al afeitarlas salen con más fuerza".
Las plantas de cebolla las venden con algo de raices y con tallo, y
afeitarlas es cortar un poco las raices para que no sean muy largas,
y cortar el tallo para que sea como palmo y medio de alto. Así que
el becario, a afeitar las 500 plantas de cebollas. Cuando empiecen a
salir todas vamos a tener cebollas para aburrir, por lo menos las cebollas son
buenas para la ... para la... para la circulación, ¿no?
Cuando
acabé con el afeitado mi padre me enseñó a plantarlas, así que me
puse con el primo a ello. También se puede hacer uno solo, pero
entre dos es mucho menos trabajo. En el mundo empresarial se llama
"sinergia", que palabra más bonita, me suena como
espiritual, como confluencia de energías, como... vamos, que con la
ayuda del vecino mató mi padre un cochino.
Y
cuando acabé con las 450 cebollas, pues ya estaba el resto plantado,
las tomateras, los pimientos, las lechugas, sembrados los
calabacines...
Y con
la sinergia de las cebollas, mi padre se preguntaba como es que todos
los años planta 500, y este año solo han entrado 450 plantas. Con
lo que comprobó el trabajo del becario: la distancia entre cebollas
es correcta, el número de cebollas por lomo del surco es correcta,
ummm, becario Raúl, creo que el problema viene de la práctica
anterior, de la práctica de los surcos... que los has hecho más
anchos y este año en el tablar hay un surco menos. Lo cual condena a
muerte a las 50 plantitas de cebolla que han sobrado...
y yo
pensando, ¡¡no!! ¡¡menos cebollas no!! ¡¡ que son muy buenas
para la... para la... para la circulación!!
Por un
momento pensé adoptarlas y llevármelas a la terraza del piso, pero
no me iban a entrar, entre la menta, la hierbabuena, la fresera, la
calendula, las flores que nos regaló la amiga de Rocío, el aloe,
las dos tomateras... no, imposible, ya estamos completos. Por
cierto, las flores amarillas son las mías y se llaman Nicolasa.
Por
suerte el vecino de huerto pasó por allí y le dijimos que si
necesitaba cebollas y tomateras, que nos habían sobrado. Sí,
también nos han sobrado tomateras, pero eso no ha sido culpa del
becario ( menos mal ), sino del tío que nos hizo el semillero de
tomateras, que se le fue la mano, o que pensaba que iba a tener más
pérdidas... pero como es de la familia, porque es mi tío, y también
trabaja gratis, pues tampoco le vas a echar la bronca...
Y como
última lección de mi segunda clase de hortelano... el becario sube
hasta casa para bajar al huerto las cervezas frías que estaban en el
congelador. Por suerte soy mayor de edad y me dejaron tomarme una...
¡¡Diversión en
abundacia!!
Celta
Errante