Estoy desanimado. Y es por eso por lo
que no escribo el siguiente post del blog.
Tengo pendiente contar lo que viví
en el quinto encuentro de pobladores rurales, lo tengo empezado, pero
no me motivo para acabarlo.
Tengo pendiente escribir "Los
bienes del Celtorro", esa maravillosa moneda que convertirá al
euro en papel mojado. Pero, ciertamente, tampoco me motiva.
Tengo pendiente hablar sobre mi
iniciación en tercero de reiki y mi camino hacia la maestría,
pero... ¡¡que pereza!!
Tengo pendiente hablar del
inconsciente de mi padre, que después de suspenderme primero de
hortelano, básicamente porque no coincidíamos en los horarios para
regar y cavar una vez plantado y sembrado todo el huerto... y no fue
culpa mía, es que quería que fuera a cavar por la mañana, con la
fresca, a eso de las 6. Y mira, yo no tengo ningún problema en
trabajar, lo que llevo mal es madrugar de forma innecesaria. Si se
puede hacer a las 7 de la tarde, ¿por qué vas a madrugar y hacerlo
a las 6 de la mañana?
El inconsciente de mi padre, que
después de suspenderme, este año me ha dejado hacer mi trozo de
huerto a mi aire. Que se ha convertido en nuestro trozo de huerto, el
mío y el de mi novia, con nuestro goteo, nuestra paja cubriendo
algunos trozos de suelo, nuestras líneas curvas de plantas... y es
que es lo que tiene no ser un esteta, que la belleza la llevamos en
el interior.
Mi vida de tendero me incita a
desahogarme de las mierdas que trago todos los días y de las
gilipolleces que oigo semana tras semana, pero mi tercero de reiki me
hace que me libre de ellas y que piense en como resolver los
problemas de la mejor forma para todos, pensando en lo mejor para
Auñón y mi proyecto de vida en el pueblo.
El que los de la venta ambulante y
los meloneros se pasen por el forro de los cojones la ley que sólo
permite la venta los jueves, y que algunas personas del pueblo les
compren, y me recriminen mi actitud de llamar a la guardia civil, y
se rían en mi cara, tanto unos como otras, me incita a hablar sobre
la educación para la ciudadanía que sería preciso poner como
obligatoria a unas cuantas habitantas de Auñón. Pero eso formaría
parte de mi desahogo, con lo que me remito al párrafo anterior.
Que la empresa que hacía la ruta de
autobús Madrid-Sacedón, con parada en Auñón, haya decidido
eliminar dicha línea, sin tan siquiera comunicárselo oficialmente a
los ayuntamientos, y que ninguno de ellos mueva un dedo, y que en
Sacedón se haya hecho una recogida de firmas impulsada por dos
particulares... y que se ha podido firmar en El Rincón de Auñón
hasta que han recogido las hojas... hablaría y hablaría, pero sería
perder el tiempo.
Sobre la ley del medio rural,
conocida como ley de espolio del medio rural, que pretende que las
competencias ya no estén en los ayuntamientos, sino en las
diputaciones, lo cual quiere decir que este monte de aquí que es de
Auñón, ahora resulta que lo vendo porque no lo usáis ni lo
gestionáis como consideramos mejor desde el punto de vista
neoliberal.
Si los que hicieran las leyes fueran
Celtas sabrían que los bosques y los montes están bien gestionados
por Leprechauns, Hadas, Ninfas y toda una gama de seres
sobrenaturales que no nos necesitan. Y lo mejor que podemos hacer es
no tocar los cojones.
Tantas cosas de las que hablar...
Pero es verano, son las vacaciones, y
esto se merece un post ligero, que coño!!
Que tenemos ya las neuronas casi
vacías por todo el esfuerzo del curso y es muy cansino seguir
pensando. Por no pensar, la actividad lúdico festiva de El Rincón
de Auñón es "Fiesta porque sí", cuando podría haber
hecho "El día del celta zurdo".
Lo único que me apetece contaros es
lo a gusto que se está en Auñón en verano. Son otros ritmos, son
otros gustos. La siesta es casi obligatoria entre las tres y las
cinco, con el calor que hace es difícil hacer otra cosa. Los
vecinos, que no bajan de setenta años ninguno, se ponen a la fresca
hasta las doce o la una de la madrugada. Y aunque estén debajo de
nuestra ventana, como nos hemos echado la siesta, pues no pasa nada.
Los niños van en procesión a la
piscina, se les ve pasar por delante de la tienda a las doce menos
poco, y luego bajar apenas pasadas las dos. Por la tarde ya no lo sé,
la siesta me ocupa mucho tiempo.
Posiblemente los mismos niños sean
los que vocean por la noche, en la plaza, con sus juegos. Y al igual
que en el trabajo, a ratos, se echa de menos la pausa y tranquilidad
del invierno... y el frío también... al menos yo pienso en la
alegría que trasmiten esos gritos infantiles. Y más mujeres en la
tienda dicen lo mismo.
A la tía Carmen, que este año me he
enterado que no es tía mía, pero como mi padre siempre la llamó la
tía Carmen yo pensé que sí, casi la doy un abrazo gigante, cuando
estando en la tienda a las doce y media, cuando ya ha pasado la
crisis nerviosa de quedarse sin el pan, dice que a ella la gusta
venir a esta hora, que no hace falta ninguna prisa, y que la gente
parece tonta, todos ahí a las diez para comprar el pan, cuando todos
los días sobra, y el pan no llega casi hasta las once, pero si no
hay prisa, coño.
Así que, tal y como hice el año
pasado, aunque con más premura, doy por cerrado el blog hasta el
curso que viene. Si todo marcha bien, volveré a principios de
octubre.
¡¡Vacaciones en abundacia!!
Celta Errante